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viernes, 17 de febrero de 2012

10 Discípulos de J Edgar

Clint Eastwood estrena su biopic sobre el implacable dirigente del FBI y engrosa su lista de títulos, cicatrices e historias contadas (y cortadas) con gusto. Abrimos el café con este distendido homenaje al género policíaco- detectivesco en forma de "Top Ten". Procuraremos, ahora y siempre, llevaros de la mano a través de un paseo de fotograma a fotograma, de pantalla a pantalla, de nostalgia a nostalgia. Saquemos las palomitas del horno, encendamos el televisor y acomodémonos en el sofá. Procuraremos que vuestro paso por aquí haya valido la pena.

Haya o no silencio en el plató, Café Bresson os dará la bienvenida.

10. Vincent Hanna (Al Pacino) en Heat

“Mi vida es un auténtico desastre. Tengo una hijastra totalmente jodida porque su verdadero padre es un capullo de los gordos. Tengo una mujer con la que estoy compartiendo la cuesta abajo de un matrimonio, mi tercero…porque me paso el día en las calles persiguiendo tipos como tú, esa es mi vida”. Las descorazonadoras exigencias de un trabajo incompatible con lo que llamamos regular life no consiguen que Vincent Hanna renuncie. Es poco más lo que le exigimos a un héroe cinematográfico, pero lo cierto es que Hanna se las arregla para montar uno de los tiroteos más espectaculares que se recuerdan en pleno centro de Nueva York y salir victorioso de su caótica aventura matrimonial. Y todo ante un rival de la talla de Robert De Niro. Motivos más que suficientes para recordarle.

9. Colombo (Peter Falk) en Colombo

Lo que diríamos inmediatamente del detective Colombo es que parece más un indigente que un agente de policía, lo que no le impide resolver hasta el más perfecto de los crímenes con el mero uso de la mente. Gracias al peculiar registro interpretativo de Peter Falk, todos los detectives del mundo han acuñado la expresión “sólo una cosa más…” so pretexto de cazar al presunto homicida con las manos en la masa. Descanse en paz, por cierto.

8. Louis Renault (Claude Rains) en Casablanca

No nos importa gran cosa lo mitificado que pueda llegar a estar el film de Michael Curtiz: pase lo que pase, el capitán Louis Renault seguirá siendo un prodigioso icono cinematográfico. Todos le hemos oído declarar el principio de su larga amistad con Humphrey Bogart, pero Renault nos dejó otros muchos diálogos insuperables:

- ¿Cuál es su nacionalidad?

- Soy un borracho.

- Eso le convierte en un ciudadano del mundo.

7. Alonzo Harris (Denzel Washington) en Training Day

Robar todo el dinero que recuperas, consumir toda la droga que incautas y, en definitiva, epitomizar la expresión “abuso de poder” para pasearte por las calles de Los Ángeles como un jeque. Según el arco argumental base del cine norteamericano, la diversión te durará no más de 80 o 90 minutos, cuando llegue el inevitable y políticamente correcto desenlace. Alonzo podría escribir el manual del perfecto poli corrupto, y Washington, el del perfecto villano carismático. Por alguna razón, Denzel funciona mejor cuanto más cabrón se le exige que sea. Ya tiene un Oscar para atestiguarlo.

6. William Somerset (Morgan Freeman) en Seven

Somerset representa la versión deteriorada de Vincent Hannah (ver puesto número 10): la edad, el cansancio y los constantes desengaños de este valle de lágrimas tan nuestro terminan por echarle al apeadero. Aún queda tiempo, sin embargo, para atrapar a un memorable psicópata con delirios religiosos y, de paso, enseñarle a un joven novato en el cuerpo llamado Brad Pitt que basta con leer a Dante y a Geoffrey Chaucer para ser un buen policía.

5. Jacques Closeau (Peter Sellers) en La Pantera Rosa

Lo incluimos en la lista porque nos gusta reír, nos gustan los detectives torpes pero bienintencionados, y nos encanta Peter Sellers. Siguiente.

4. John McClane (Bruce Willis) en Jungla de Cristal

Ser capaz de mantener no ya la sangre fría sino también el sentido del humor en lo alto de un rascacielos atestado de terroristas es una buena clave para veranear triunfalmente en taquilla. Todo cuanto hace y dice McClane huele a palomitas saladas, a sinergía norteamericana y a heroicidad imposible; el aroma, en definitiva, de toda gran estrella de acción en ciernes.

3. Dale Cooper (Kyle McLachlan) en Twin Peaks

Cooper se adhiere a la ley de William Goldman según la cual todos los héroes hollywoodienses deberían estar envueltos en un halo de misterio. De su persona llegamos a saber bien poco, más allá de su filiación por el café, las rosquillas, la cultura tibetana, los sueños premonitorios y los abetos Douglas. Con su gabardina, sus métodos bien poco ortodoxos y la omnipresente presencia de una tal Diane que jamás llega a verse en pantalla y con quien parece comunicarse únicamente con registros constantes en su grabadora, Cooper es una prodigiosa combinación de genio, carisma y excentricidad; un híbrido que sólo la mente de David Lynch podría engendrar, y sólo Kyle McLachlan, alter ego en pantalla del anterior, podría encarnar.

2. Clarice Starling (Jodie Foster) en El silencio de los corderos

Hay algo en Clarice Starling que despierta simpatía desde el principio. A las miradas lascivas, las insinuaciones procedentes de sus mismos superiores y la batalla genérica que supone hacerse un hueco en el FBI como mujer, habría que añadir un componente numérico: Starling no tiene que hacer frente a un único criminal, sino a dos: el caníbal que yace entre rejas y el desollador que anda bien suelto. Este inolvidable personaje terminó convirtiéndose en un claro exponente de la eliminación del macho como único héroe concebible en Hollywood. En el siglo XXI las chicas son guerreras, y además llevan placa.

1. Marge Gunderson (Frances McDormand) en Fargo

No tenemos palabras. Desde el primer minuto en el que Frances McDormand aparece en pantalla sabemos que estamos a punto de conocer a uno de los personajes más atípicos, fascinantes y entrañables que se recuerdan. Nada de lo que muestra Marge Gunderson indica que parezca estar preparada para hacer frente a la brutalidad que de pronto se manifiesta en la pequeña y remota localidad de Fargo: parece frágil e ingenua, su vida privada es poco menos que tediosa y para colmo está embarazada. Pese a ello, lo logra. Marge personifica con maestría el triunfo del bien, de la inocencia y la pureza contra el crimen y del indiscutible talento de los hermanos Coen.

Texto: Ferran Vega Villanueva

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